Informe Anual 2022

Cada año, los habitantes de las zonas rurales de Guatemala eligen a un alcalde para que supervise y represente a sus comunidades. El esposo de Bety Oxi fue elegido para el cargo, pero salió del país poco después y nombró a Bety para ocupar su lugar. Bety,mujer  Maya Kaqchikel y graduada del Programa de Capacitación en Derechos de la Mujer de IDM, se convirtió en la primera mujer de su comunidad en ocupar el cargo.

Como única mujer entre las once personas electas, el éxito de Bety en el cargo ilustra lo que las mujeres pueden lograr cuando se sienten capacitadas para participar en funciones de liderazgo. Bety dice que reconocer su autoestima es una de las mayores lecciones aprendidas en los talleres de IDM: «las mujeres sí valemos». Señala que antes de participar en los programas de IDM, creía que no tenía valor.

Las actitudes machistas y patriarcales prevalecen en la Guatemala rural y, para Bety, ocupar un cargo público ha sido todo un reto. Se ha enfrentado a críticas que apuntan no sólo a sus capacidades como líder, sino al simple hecho de ser mujer. Dice que si no hubiera recibido formación de IDM, nunca habría tenido el valor suficiente para ocupar un cargo público. Como prueba de su determinación, Bety ha establecido sólidas relaciones con sus colegas hombres, que la apoyan y animan.

Bety está triunfando en un papel tradicionalmente ocupado por hombres y lo ha hecho con confianza y valentía. Dice que se siente afortunada de que las mujeres de su comunidad la vean ahora como un modelo a seguir.

«Las mujeres me miran y piensan que ellas también pueden hacerlo, se emocionan y dicen que piensan presentarse a cargos públicos».

«IDM ayuda a mujeres atrapadas en ciclos de violencia, mujeres que necesitan atención personalizada y cuyos medios económicos limitan su capacidad para contratar a un abogado», explica López. Cuando las mujeres buscan ayuda en entidades gubernamentales se enfrentan a muchos retos, como servicios limitados, barreras lingüísticas y procesos burocráticos. La presencia de IDM significa que estas oficinas pueden ahora remitir a las mujeres a una organización en la que reciben apoyo de mujeres que hablan su idioma y que pueden ayudarlas a desenvolverse en un sistema de justicia complicado. «Es importante que las mujeres sepan que no están solas».

López cree que las normas sociales patriarcales son uno de los mayores retos a la hora de abordar la violencia contra las mujeres y las niñas y reconoce que a la fiscalía le cuesta concienciar. «Esta sociedad es machista, alrededor del 35% de las denuncias que recibimos están relacionadas con la violencia de género. Damos charlas sobre prevención, pero, no se prioriza». López elogia que IDM se haya centrado en formar a los proveedores de servicios municipales y en implicar a los hombres y a los líderes de la comunidad, y reconoce que la formación y la educación en materia de sensibilidad son fundamentales para prevenir la violencia de género.