En las zonas rurales de Guatemala, las niñas Maya-Kaqchikel enfrentan enormes barreras para la igualdad. Las normas culturales, junto con las limitadas oportunidades educativas y profesionales, significan que las niñas indígenas enfrentan riesgos elevados de matrimonios y uniones tempranas. IDM está cambiando esta realidad al invertir en el potencial transformador de las niñas indígenas, empoderándolas para romper ciclos de violencia y visualizar futuros más brillantes.

«Combatir los roles de género impuestos a las adolescentes es un desafío constante», dice Milvia Ixén, facilitadora del Programa de Niñas Adolescentes de IDM. Al haber crecido en Patzún, un municipio rural, Milvia reflexiona sobre cómo, de pequeñas, «se nos enseña que las mujeres barren, lavan, hacen la comida, cuidan de los y las hijas y se casan», explica, «el machismo es muy fuerte en las comunidades».

Milvia tuvo que mudarse lejos de su casa para seguir su educación y una carrera. Durante años, soportó no solo el machismo, sino también la discriminación. «[Pensé] que tenía que dejar de ser Maya para ser aceptada». Llevar ropa tradicional maya, o indumentaria, y hablar su idioma materno, Kaqchikel, la hacía sentir estigmatizada.

Milvia perseveró y se graduó como maestra. Después de especializarse en cultura maya y enseñar el idioma Kaqchikel, regresó a casa a Patzún, donde ahora facilita el Programa de Niñas Adolescentes de IDM en cuatro comunidades e inspira a la próxima generación de niñas.

Milvia es un poderoso ejemplo para las niñas de Patzún y está dedicada a ayudar a las jóvenes a darse cuenta de su potencial. A través de los talleres de IDM, las anima a priorizar su educación y soñar con objetivos de vida más allá del matrimonio temprano, y les proporciona las herramientas para crear cambio y convertirse en líderes en sus comunidades, sembrando las semillas para un futuro más brillante.